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         53 JUICIO A AL QAEDA


El fiscal del 11-S pide elevadas penas como alternativa a la Guerra de Irak y a Guantánamo

MANUEL MARRACO / El Mundo / 28-06-2005

«El mundo os contemplará cuando dictéis sentencia», exhortó Pedro Rubira al Tribunal / Las defensas vuelven a subrayar la falta de pruebas

MADRID.- La Fiscalía de la Audiencia Nacional pidió ayer al Tribunal que juzga a la presunta célula española de Al Qaeda que demuestre con su sentencia que no son precisas «ni guerras ni campos de internamiento» para luchar contra el terrorismo islamista.

El fiscal Pedro Rubira afirmó que, como alternativa a la Guerra de Irak y a Guantánamo, «lo que se necesitan son este tipo de juicios donde el Estado de Derecho se fortalece». Una lección para Estados Unidos que cobra mayor fuerza, resaltó, al haber sufrido España uno de los mayores atentados islamistas de la Historia.

El fiscal defendió ayer durante casi cuatro horas unas peticiones de prisión que suman más de 200.000 años de cárcel para 24 presuntos miembros de los Soldados de Alá. El grueso se lo reparten los tres procesados a quienes acusa de participar en el 11-S; entre ellos Abu Dahdah, presunto líder del grupo. El resto de la célula lo componen, según el escrito de acusación, varios muyahidin y miembros encargados de tareas que iban desde la financiación a la propaganda.

Los magistrados de la Sección Primera Javier Gómez-Bermúdez (presidente), Angela Murillo (ponente) y Ricardo Rodríguez también escucharon al fiscal solicitarles «una sentencia ejemplar».

Rubira instó a los tres magistrados a hacer «un esfuerzo» para condenar por un concepto de terrorismo distinto al que habitualmente llega a los tribunales de la Audiencia Nacional. Como precedente de ese esfuerzo, se refirió en varias ocasiones a la sentencia de la propia Audiencia que condenó a media docena de miembros del GIA -entre ellos, al suicida del 11-M Allekema Lamari- y consideró a este grupo argelino como una organización terrorista.

Según explicó el fiscal, era la primera vez que eso sucedía fuera de Argelia y, sin aquella sentencia, «muchas investigaciones posteriores no se hubieran producido». «[Si no se hubieran] reinterpretado las normas, hubiéramos seguido concluyendo que el único tipo de terrorismo condenable era el de ETA; sólo se condenaría por terrorismo al comando que mata a su objetivo», añadió.

El resultado de ese esfuerzo «no sólo afectará a España, sino que afectará al mundo», añadió. «Si el terrorismo es global, también hay que combatirlo con sentencias globales». Lo expresó también de manera más rimbombante: «Si me permiten la expresión, cuando dicten la sentencia el mundo les contemplará».

Sin citarla, el fiscal se refirió también a la sentencia de Jarrai, en la que otro tribunal de la Audiencia optó por no condenar por terrorismo a los dirigentes del grupo juvenil abertzale porque, a su juicio, no cumplían el requisito de ser un grupo «armado».También en aquel juicio el fiscal del caso solicitó «un esfuerzo» de interpretación al Tribunal. En ese caso, sin éxito.

Sin armas tradicionales

En ese punto, resaltó que en el 11-S, el mayor atentado de la Historia, tampoco se emplearon armas en el sentido tradicional.Rubira señaló que, sin embargo, encajaba perfectamente en la doctrina del Tribunal Constitucional que exige el empleo de «elementos que produzcan gran destrucción».

A continuación, el fiscal descendió al caso que se ha venido juzgando desde el 22 de abril en la sede de la Audiencia Nacional en la Casa de Campo. Rubira no quiso entrar en los indicios concretos que se han recogido sobre cada procesado y prefirió centrar su discurso en una valoración general de las pruebas, así como en su validez y en la de la investigación.

Describió la instrucción de la causa como «larga y compleja», y reconoció que se habían cometido «muchos errores». «Pero ninguno puede considerarse vulneración de derechos», aclaró. Tras asumir su parte de responsabilidad, se refirió también al instructor del caso, el juez Baltasar Garzón. «Todos sabemos cómo se instruye en el Juzgado Central 5. Nos podrá gustar o no, pero es legal», dijo.

Se refería así a las numerosas denuncias de irregularidades planteadas por las defensas de los procesados y relativas, principalmente, a la validez de las intervenciones telefónicas y de los registros efectuados por la Unidad Central de información Exterior (UCIE) de la Policía.

A lo largo de su intervención, Rubira destacó la importancia de Imad Eddin Barakat Yarkas, Abu Dahdah, en la red mundial del terrorismo islamista. Como ejemplo, resaltó que el sirioespañol disponía de al menos cinco contactos que, a su vez, tenían hilo directo con el líder de Al Qaeda. «La distancia entre Abu Dahdah y Osama bin Laden es muy pequeña. A nivel de kilómetros será la que ustedes quieran, pero a nivel de personas es una». Respecto a la célula española, explicó, Abu Dahdah «ejercía el papel de emir».

Junto a él, también están acusados de los 2.973 asesinatos del 11-S los procesados Driss Chebli y Ghasoub Al Abrash. Al primero se le atribuye, como a Abu Dahdah, «dar cobertura» en España a Mohamed Atta -jefe de los comandos terroristas del 11-S-, y a Ramzi Binalshib -enlace de los comandos con Osama bin Laden-.Según el relato defendido por el fiscal, ambos se reunieron en la costa de Tarragona para resolver los detalles finales de los atentados.

'Muyahidin'

El resto de la célula de los Soldados de Alá la componen, entre otros, muyahidin enviados a Bosnia, Chechenia, Afganistán e Indonesia.«No se puede defender», explicó Rubira, «que fueran a territorio de guerra. No fueron a luchar como las Brigadas Internacionales, fueron personas captadas por una organización terrorista que no combatieron en ninguna unidad. Estuvieron fuera de cualquier control y fueron a hacer cursos de terrorismo como los etarras los hacen en Francia». En este punto, citó los documentos que uno de los procesados llevaba encima, relativos a la preparación de explosivos y que concluían: «Si has llegado hasta aquí, enhorabuena, te has convertido en un mártir».

Además de ese elemento de jerarquía que exige la jurisprudencia para describir un grupo terrorista -y por tanto para condenar por pertenencia a él- también halla el fiscal otro de los requisitos: el de la estabilidad en el tiempo. Corroborada, a su juicio, por el hecho de que las investigaciones se iniciaron en 1995 y se prolongaron durante seis años, hasta las detenciones de la operación Dátil.

Tras la intervención del fiscal, llegó el turno a la defensa de Abu Dahdah, que definió las conclusiones de Rubira como «una acusación al viento que carece de fundamento alguno». «Todavía estoy esperando que me diga cómo mató mi cliente a las 2.500, 2.973 o 3.000 víctimas del 11-S», dijo Jacobo Teijelo. El letrado encadenó varias peticiones de nulidad de las investigaciones por diversas irregularidades. Tras denunciar un proceso «inquisitorial», concluyó diciendo que no existe «ningún tipo de prueba» contra Abu Dahdah. «Nadie se ha creído la historia de Barakat Yarkas, ni los estadounidenses, ni los alemanes, ni los británicos, ni los afganos; nadie se la ha creído y nadie le ha reclamado», concluyó.

APOYOS:

Alony entrevistó «a su jefe»

MADRID.- Si en el rostro de Al Abrash se notaba ayer el alivio por las 'benévolas' palabras del fiscal, el caso de Taysir Alony era el contrario. Rubira reconoció ante el Tribunal que había llegado a la vista oral con serias dudas sobre la pertenencia del periodista de Al Yazira a la célula de los Soldados de Alá.Sin embargo, la celebración del juicio ha hecho que el Ministerio Público mantenga sin reticencias esa acusación, que se traduce en una petición de nueve años de cárcel. No sólo se han disipado esas dudas, sino que Rubira mantuvo ayer que Alony estaba «en íntima relación con Al Qaeda».

El fiscal fue aún más duro cuando hizo referencia a la entrevista que Osama bin Laden le concedió días después de iniciarse los bombardeos sobre Afganistán: «Cuando hace una entrevista a Bin Laden no la hace como periodista.: hace una entrevista a su jefe».Para respaldar esa tesis, el fiscal señaló que el propio Alony había reconocido en su declaración que los talibán le habían permitido permanecer en el país -el único periodista en lograrlo- porque lo consideraban un simpatizante de su causa. También recordó que la propia cadena para la que trabajaba se negó a emitir la entrevista con el argumento de que no trabajaban para la organización terrorista.

Además de esa entrevista, el fiscal aseguró que Alony «hizo actos de favorecimiento [a la célula] para obtener beneficios como periodista», incluyendo envíos de dinero a sus miembros.

Persisten las dudas sobre el vídeo

MADRID.- El fiscal siempre se ha mostrado reticente a acusar a Ghasoub al Abrash Ghalyoun por participar en el 11-S. Según el auto de procesamiento dictado por Baltasar Garzón en 2003, Al Abrash grabó edificios emblemáticos de Estados Unidos e hizo llegar los vídeos a la cúpula de Al Qaeda, que los empleó como «información preliminar» de los atentados. Ayer, sin embargo, quedó claro que esas dudas de la Fiscalía persisten. Rubira recordó al Tribunal que en su día no pidió el procesamiento del ciudadano sirio, y que fue la decisión de Garzón y la posterior de un tribunal de la Audiencia las que llevaron a que hoy el Ministerio Público solicite para él una condena de 74. 334 años de prisión.

Las mismas dudas pueden interpretarse respecto al Tribunal que juzga a la célula de Al Qaeda. Pese a la gravísima acusación que pesa sobre Al Abrash, los tres magistrados de la Sección Primera dictaron su libertad bajo fianza inmediatamente después de ver algunas imágenes del vídeo. Antes de que el tribunal acordara la libertad, el comisario Rafael Gómez Menor había admitido que la Unidad Central de Información Exterior no había obtenido ninguna prueba de que el vídeo de las Torres Gemelas llegase a manos de la cúpula de Al Qaeda. Se trataba, dijo, de «una deducción» de los investigadores.

Por el contrario, la Fiscalía sí mantiene con más claridad que existen elementos para condenar a Al Abrash por pertenencia a los Soldados de Alá.

 
 



Abu Dahdah