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01/08/2004
El caso Trashorras
FERNANDO MÚGICA, Madrid, 18-07-2004
Conforme avanza la investigación de los atentados del 11-M salen
a la luz más detalles que añaden nuevas incógnitas. Mafias policiales,
redes de tráfico de vehículos robados y de confidentes del mundo
del hampa se mezclan con denuncias y aparentes casualidades que
involucran a la 'célula de Avilés' con la organización terrorista
ETA.
En Asturias, cada vez más ciudadanos tratan de asimilar el porqué
de un sistema que ha permitido a los terroristas la obtención
de los explosivos con tanta facilidad. En la comisaría de Avilés
se lanzan infundadas acusaciones de asesinato. Importantes servicios
secretos extranjeros desvinculan a Al Qaeda de los atentados del
11-M. En la Comisión de Investigación del Congreso se utiliza
el chantaje mientras crece el convencimiento de que son muy pocos
los políticos que quieren enfrentarse al vértigo de la verdad.
La tensión entre los integrantes de la Comisión de Investigación
del Congreso llegó a su punto máximo en la noche del jueves 8
de julio. Alvaro Cuesta, del PSOE, amenazó, en medio de una violenta
discusión, a los miembros del PP con un chantaje claro. Si los
populares continuaban con su pretensión de que testificaran los
confidentes policiales Rafá Zouheir y Emilio Suárez Trashorras,
ellos mezclarían a la ex delegada del Gobierno en Asturias, Mercedes
Fernández, y la harían venir a declarar en el bloque sobre los
confidentes policiales de la célula de Avilés.
Lo ocurrido produce cuando menos desconcierto. Si el PSOE considera
que la ex delegada conoce algún dato para el esclarecimiento de
la verdad debiera ser el primero en llamarla a declarar y no arrojar
su nombre al ruedo como una amenaza. Y, si no conoce nada, ¿cómo
puede ser utilizada como chantaje?
Avilés sigue siendo importante en esta investigación. En esa localidad
se está viviendo con estupor lo que ha sucedido con los confidentes.
Nadie entiende por qué el juez Juan del Olmo ha puesto en libertad
a individuos que transportaron explosivos a Madrid o a personas
que ofrecieron y vendieron esos explosivos. Tampoco comprenden
por qué no se hace una investigación exhaustiva de la relación
de los confidentes con sus controladores en la Policía y por qué
no se pide explicación a los inspectores involucrados sobre cada
detalle de sus conversaciones con personas implicadas en el 11-M.
En este caso no son musulmanes las personas a investigar. Son
españoles y eso no parece políticamente correcto para los que
se empeñan en seguir sólo la pista islámica.
La célula de Avilés nos lleva a tramas de corrupción, a negocios
sucios de compraventa de coches, a tugurios donde se trapichea
con droga y donde se practica la trata de blancas. Crecen los
chalés de lujo en los alrededores de una localidad que no sobrepasa
los 75.000 habitantes. Florece el dinero negro en una comunidad
en la que, según integrantes de la Guardia Civil de Oviedo, la
Benemérita no ha podido hacer ninguna investigación desde el año
1993 porque «la gente de la comisaría lo tiene todo controlado
y lo desbarataría».
A finales de los años 90, un juez de instrucción intentó poner
orden y limpiar la comisaría. Se envió a dos policías de Asuntos
Internos desde Madrid. Todo quedó en nada. Pronto vieron a los
inspectores recién llegados y a los cuatro policías investigados
tomando copas juntos.
En cuanto a los confidentes, ¿cómo han podido sobrevivir en un
mundo tan turbio y salir indemnes? De hecho, uno de los componentes
de la célula de Avilés, el llamado Dinamita, a quien el juez Juan
del Olmo ordenó detener en relación con los atentados del 11-M
para ponerlo más tarde en libertad, frecuenta, más hablador que
nunca, el bar Marañón, a 500 metros de la comisaría.
Antonio Toro, el hombre que ofreció los explosivos en la cárcel
de Villabona a ETA y al marroquí Rafá Zouhier, se pavonea en los
locales de la vida nocturna de Avilés, con una corte de seguidores.Se
siente más fuerte que nunca después de que el juez no le enviara
a prisión tras su última detención.
Emilio Suárez Trashorras se ha sentido muy protegido en los últimos
años. Todos recuerdan en comisaría cómo llegó a las dependencias
policiales a principios de este año conducido por una dotación
de un coche patrulla que le había detenido tras una persecución
por conducción temeraria.
Sólo tuvo que llegar su protector, el inspector Manuel García
Rodríguez para que fuera puesto inmediatamente en la calle sin
más diligencias. No era la primera vez que sucedía. El confidente
gozaba de inmunidad y se aprovechaba de ello.
En la comandancia de la Guardia Civil de Oviedo se reconoce que
llegó de Madrid una orden para que se hiciera un seguimiento riguroso
de Emilio Suárez Trashorras. Un servicio que se hizo por parte
de los funcionarios de Oviedo de una forma rutinaria y que ahora
se ha recordado con otra dimensión a raíz de su detención por
su implicación en el 11-M.
No ha sido Rafá Zouhier el único que ha recibido en la cárcel
visitas de las Fuerzas de Seguridad. A Emilio, según fuentes penitenciarias,
le han visitado en prisión dos inspectores de policía. Emilio,
según la misma fuente, se ha mostrado totalmente dispuesto a colaborar.
Ha prometido tener la boca cerrada. «Estad tranquilos» -les ha
dicho- «yo no os voy a fallar».
Ahora ha abandonado a su abogado de siempre, José Luis Suárez,
para contratar a Gerardo Turiel de Castro, un prestigioso, caro
y culto especialista en Derecho romano, no demasiado alejado de
los postulados del Partido Socialista. Antonio Toro ha contratado
los servicios de otro prestigioso y caro abogado asturiano, Ricardo
Alvarez-Buylla.
Por cierto, el piso en el que vivía como inquilino Antonio Toro
en Salinas, muy cerca de Avilés, era propiedad de un inspector
de Información de Bilbao. Este nunca se quejó a pesar de las protestas
de los vecinos en el sentido de que aquello «siempre estaba lleno
de 'moros', que se traían un trajín constante».
Es curioso también que todos los coches policiales se lavaran
en un garaje llamado J4, en la avenida de Alemania número 45,
propiedad del hermano de Iván Granados, uno de los detenidos en
relación al 11-M. El mismo Iván se encargaba en ocasiones de limpiar
los vehículos. El propietario tiene locales de alterne y un negocio
de compraventa de coches de importación como el de Emilio Suárez
Trashorras.
En la comisaría de Avilés impera la ley del silencio. El inspector
jefe Manuel García, del que era confidente Emilio, se ha quitado
la barba y se pasea cabizbajo mientras asiente con la cabeza cuando
un compañero le dice que parece que «lo han utilizado como a un
tonto útil». Curiosamente, todos lo consideran un buen policía,
trabajador y honrado.
Para mantener la disciplina se han tomado algunas medidas que
causan inquietud. Es el caso del policía de la escala básica J.
M. E. P., un meticuloso profesional que nunca ha bailado el agua
al grupo que encabeza el segundo de a bordo, Pablo Fuerte San
Martín, un veterano policía amante de las buenas escopetas de
caza, que controla todo lo que se cuece en la comisaría.
El pasado 23 de abril, Manuel García Rodríguez tuvo que declarar
en Madrid sobre su relación con los miembros de la célula de Avilés.
Tan sólo dos días antes empezó el calvario de J. M. E.P.
Cuando éste llegó a la oficina, se encontró a dos inspectores
de Información de Madrid. Creyó que se trataba de una broma de
la cámara oculta cuando le dijeron que estaba detenido acusado
por «el crimen del peluquero», un sórdido asesinato ocurrido en
1999, en el que un peluquero de Avilés resultó muerto a martillazos
en su propio piso. En el espejo, junto a la víctima, apareció
escrito con pintalabios «Para que no se meta con las mujeres de
los demás». El crimen quedó sin resolver.
J. M. E. P. hacía los informes de la comisaría en los últimos
años. Ahora, los compañeros que le acusan dicen que varias letras
de su escritura coinciden con el estilo de letra del espejo. Quisieron
acusarle también por una huella dactilar pero luego se demostró
que pertenecía al forense que intervino en el caso. En resumen
un planteamiento bastante absurdo que está pendiente del informe
de grafística de la Guardia Civil.
No es fácil que prospere la acusación pero de momento ha dejado
al policía que podía suponer una mirada inoportuna en comisaría
en unas fechas claves, fuera de servicio. En su casa, suspendido
de empleo y sueldo, y acusado por sus propios compañeros de asesinato
se pregunta qué tiene que esconder la comisaría para que le haya
sucedido una cosa así.
ETA sí, ETA no
La mayor parte de los miembros de la Comisión de Investigación
han defendido con pasión que ETA usa desde el año 1999 dinamita
de la marca Titadine para cometer sus atentados. Pues bien, no
fue así en el atentado que llevó a cabo el 3 de diciembre de 2002
en un aparcamiento céntrico, en la plaza Alfonso XIII de Santander.
Empleó, según el informe oficial, 35 kilos de «algún tipo de dinamita»,
según se explicaba a la prensa tres días más tarde.
La nota del Ministerio del Interior del mismo día del atentado
ya menciona que el explosivo utilizado «según las primeras investigaciones»
era amonal. Un explosivo fácil de fabricar con productos que pueden
adquirirse en establecimientos públicos, pero con escasapoco estabilidad
y por ese mismo motivo muy poco utilizado por ETA.
No hubo víctimas pero sí se registraron cuantiosos daños materiales.Y
ahora asómbrese ustedes. ¿Saben dónde robó ETA el Renault 19 de
color gris que emplearon los trerroristas? ¡En la Travesía de
las Vidrieras de Avilés! Exactamente en la calle sin salida en
el que tenía el garaje Emilio Suárez Trashorras, el mismo que
la Policía ha vuelto a registrar los días 17 y 18 de junio en
busca precisamente de explosivos.
A 50 metros del garaje y de donde ETA robó el coche un día antes
del atentado, vivía en esa época Emilio Suárez Trashorras. Exactamente
a otros 100 metros de donde vive Iván Granados, otro de los encarcelados
por el juez Juan del Olmo y del callejón donde vive El Gitanillo.Ambos
están en prisión por haber participado en el traslado en autobús
de línea de explosivos desde Oviedo hasta Madrid para entregárselo
a «El Chino».
Así consta en la denuncia de Luis Santiago Alvite Bernardo.Este
se presentó en la comisaría de Avilés a las 9.00 horas de la mañana
del día 2 de diciembre de 2002 para manifestar que cuando fue
a recoger su Renault 19, matrícula O-1149-AW, a las 8.30 horas
para ir a trabajar se encontró con que había desaparecido del
lugar donde lo había aparcado a las 22.30 horas de la noche anterior,
en la calle Travesía de las Vidrieras.
El vehículo estaba a nombre de la suegra de Santiago, Dolores
Portilla. Las diligencias fueron más tarde ampliadas y enviadas
al Juzgado de Instrucción número 6 de Madrid
El denunciante trabajaba en el Centro de Menores de Serín. Su
mujer, Lorena Gardon, era empleada de los mismos grandes almacenes
de Avilés donde había entrado como vigilante jurado por recomendación
Carmen Toro, la mujer de Emilio Suárez Trashorras.
Se investigó más tarde la presencia de dos de los posibles autores
del atentado en una pensión de la calle de la Fruta de Avilés.Dado
el poco tiempo que transcurrió entre el robo y la explosión, algunos
investigadores dan como muy probable que el coche ya saliera de
Asturias cargado con los explosivos. Una de las teorías manejadas
es que el suceso fuera parte de una prueba a la que ETA sometía
a los presuntos abastecedores de explosivos.
Antonio Toro se los había ofrecido a la organización terrorista
en la cárcel de Villabona en el invierno anterior. ¿Llegaron a
un acuerdo a pesar de lo que se nos había dicho hasta ahora? ¿Es
una coincidencia que robaran el vehículo exactamente donde Emilio
tenía su garaje y donde se investiga la presencia de explosivos?
En cuanto al amonal, ¿fue realmente este explosivo lo que se utilizó
en el atentado? En una mina no se utiliza ni amonal ni amosal.
No parece razonable que Emilio pudiera almacenarlo.
El lugar del robo del vehículo está justo enfrente de una de las
cabinas telefónicas desde las que la célula de Avilés llamaba
a Jamal Ahmidán, El Chino, y al teléfono de su controlador en
la Policía; en la calle Llano Ponte, 50. Los vecinos del que fue
el domicilio de Suárez Trashorras estaban acostumbrados a ver
llegar muchos vehículos con matrículas de Euskadi a esa calle.Salían
y entraban bultos, sobre todo a altas horas de la madrugada.Algunos
consideraban que se trataba de tráfico de drogas, otros, los más
suspicaces, apostaban directamente por ETA.
Precisamente el abogado Carlos Alberto Tejeda denunció a comienzos
de 2003, al fiscal jefe de Oviedo -según ha publicado nuestro
periódico- la existencia de una trama asturiana que se dedicaba
a la venta de explosivos a ETA.
El letrado facilitó los datos que le habían proporcionado un cliente
que se hallaban en la cárcel de Villabona por un asunto de tráfico
de heroína. Su defendido, el preso José Ignacio Fernández Díaz,
conocido como Nayo, aseguraba que existía un depósito de dinamita
con más de 300 kilos a disposición de ETA. Según la misma denuncia
del abogado, Antonio Toro era el responsable de la organización
y su hermana Carmen, la mujer de Suárez Trashorras, también estaba
implicada. Agentes antiterroristas de la Guardia Civil llegaron
a registrar una parte de un monte en el que Nayo situaba el depósito.
En este contexto, resulta demasiada casualidad el robo del Renault
19 frente al garaje de Emilio y la utilización del vehículo en
el atentado de Santander. De cualquier manera las denuncias y
las coincidencias debieran haber llevado a las Fuerzas de Seguridad
a un control de los miembros de la célula de Avilés que en teoría
tendría que haber impedido la venta de los explosivos asturianos
a los integristas islámicos implicados en los atentados del 11-M.
La otra furgoneta
Hay un detalle que ha pasado prácticamente inadvertido. La furgoneta
de ETA detenida en Cañaveras con 500 kilos de explosivos fue interceptada
por la Guardia Civil el día 29 de febrero de 2004, precisamente
en la misma fecha en que la otra caravana de la muerte, la de
los dos vehículos con 10 mochilas cargadas de dinamita de Jamal
Ahmidan recorría el camino desde Avilés hacia Madrid.Fueron dos
por tanto las caravanas que cruzaron el país de norte a sur el
mismo día, por dos rutas, como si compitieran por ver quién burlaba
a la policía y conseguía su macabro propósito.O como si una sirviera
como distracción para que la otra no tuviera complicaciones.
Ambas fueron interceptadas por la Guardia Civil.A la de Avilés
se le dejó pasar después de imponer a su conductor tres multas
consecutivas y a pesar de que llevaba matrículas falsas. La de
ETA no tuvo opción de pasar cuando fue interceptada en la localidad
conquense de Cañaveras, ya que fue el conductor quien se entregó
diciendo: «Soy de ETA, tengan cuidado al abrir porque llevo una
bomba».
Esta furgoneta cruzó la frontera frances en la tarde del 28 de
febrero. En ese mismo momento llegaba El Chino con Oulad a Avilés,
contactaban con Emilio Suárez Trashorras y se dirigían al zulo
cercano a Mina Conchita para conseguir los explosivos. Las llamadas
del teléfono de El Chino marcan la ruta con precisión.
En la noche del 28 al 29, a la hora exacta, la 01.00, en que la
furgoneta de ETA era interceptada en Cañaveras, Jamal Ahmidán
llamaba desde Salas, en la ruta de la mina hacia Avilés.
Un par de horas antes, la furgoneta etarra había abandonado la
ruta de la Nacional II que conduce a Madrid por Guadalajara para
tomar, en un día de serias dificultades meteorológicas por la
nieve, carreteras comarcales como la 310. No era el camino para
ir al Corredor del Henares -el destino que declararon los etarras-.
Se dirigían por el contrario hacia el Sur, rodeando los accesos
a Madrid.
La comarcal 310 les llevaba hasta la Nacional 400. En Tarancón
podrían avanzar hacia la capital por la Nacional III y precisamente
en esta ruta se encontrarían con la casa de Morata de Tajuña donde
se hallaba el habitáculo en el que presuntamente los terroristas
islámicos prepararon las bombas. Los islamistas y los etarras
hubieran llegado al lugar tan sólo con horas de diferencia el
mismo día 29 de febrero.
De hecho, cuando se detuvo a la furgoneta con el etarra, ésta
se encontraba en la ruta de Morata de Tajuña y a menos de 120
kilómetros de la casa de los islamistas. El Chino consiguió llegar
con su cargamento, sin novedad, a las 19.30 horas de ese 29 de
febrero. Tal vez una pura coincidencia.
Vehículos de ida y vuelta
Uno de los episodios menos investigados y que puede tener una
relevancia notable es el de los vehículos utilizados por los terroristas.
Centrémonos hoy en la motocicleta que utilizaba El Chino a la
vista de todos los vecinos y que apareció aparcada en el recinto
de la casa de Morata de Tajuña. Se trata de una Kawasaki ZZR de
600 centímetros cúbicos con el número de bastidor ZX600D004628.
Para empezar, la moto precintada por la policía y de la que no
se ha vuelto a hablar ha tenido 10 propietarios y nueve transferencias.
Su último dueño, el que figura en la actualidad y el dueño de
la moto cuando ésta era utilizada por Jamal Ahmidán es Dairán
Mailoud, domiciliado en la calle Grandeza Española 13, de Madrid.La
compró el 30 de septiembre de 2003.
En Tráfico figuran todos los propietarios anteriores menos, precisamente,
quien se la vendió al último. Para no ser excesivamente prolijos
daremos sólo otros dos. Se trata de Alberto José Marroyo Gregorio,
que la compró en Cáceres el 5 de junio de 2002 y la vendió el
6 de marzo de 2003 a Santiago Jesús Fernández Iglesias, quien
la tuvo en propiedad tan sólo dos meses, hasta el 29 de abril
de 2003.
En la lista de propietarios hay un hueco que no aparece cubierto
en la relación de Tráfico. ¿Quién se la vendió al actual propietario?
¿Quién la tuvo en propiedad desde el 29 de abril de 2003 hasta
el 30 de septiembre de 2003 en que la compra Dairán Mailoud? No
ha sido fácil averiguarlo. Al final, un funcionario de Tráfico
de Ciudad Real ha puesto en un certificado, de su puño y letra,
el nombre de esa propietaria.
Se trata de Naima Lorena Caniles Mohamed y la transferencia del
vehículo se hizo en Ceuta, en la misma época en que figuran numerosas
denuncias contra esa Jefatura por manipulación documental en vehículos.
No nos olvidemos de que Ceuta ha sido durante años la puerta de
los vehículos robados en Europa hacia el inmenso mercado africano.
Un negocio en el que se han visto mezcladas, según varias denuncias
interpuestas, diversas mafias policiales. Habría que preguntarse
si el juez ha ordenado la búsqueda tanto de Naima como de Dairán
para que expliquen las transacciones de la moto y por qué la estaba
utilizando El Chino sin que mediara ninguna venta ni existiera
ninguna denuncia por sustracción de la misma. También habría que
indagar sobre por qué no aparece el nombre de Naima en la relación
de propietarios de Tráfico.¿O es que no es relevante?
Respecto al resto de los vehículos utilizados por los terroristas
hay detalles que llaman poderosamente la atención. Sólo mencionaremos
uno de ellos. El día 3 de marzo de 2004, y según ha asegurado
la Asociación Independiente de la Guardia Civil, fue difundido
un mensaje por la Sala de Operaciones y Servicios de la Subdirección
General de Operaciones en el que entre otras cosas se decía: «Identificación
de vehículo sospechoso: Se tiene conocimiento de fuentes sin confirmar
de la existencia del vehículo Toyota Land Cruiser con matrícula
4809-CFM, posiblemente doblada (falsificada), conducido por magrebíes
pertenecientes posiblemente a Al Qaeda.Procedan a la localización
e identificación del mismo...».
En las diligencias policiales entregadas por la Comisaría General
de Información al juez Juan del Olmo después de las primeras semanas
de investigación tras los atentados del 11-M, se habla de un vehículo
utilizado por los terroristas con una matrícula falsa. Se dice
textualmente: «La 4809-CMF fue encargada por los autores de los
crímenes a una empresa de fabricación de matrículas.Corresponde
en realidad a un Audi ya recuperado...».
La capacidad de asombro, y perdónenme la reiteración, no tiene
límites. O sea, que pertenece a un Audi cuando en realidad, y
como puede comprobarse en Tráfico en una simple ventanilla de
cualquier Jefatura Provincial la matrícula 4809-CMF corresponde
nada menos que a un camión Renault modelo T 420-18 4x2 con el
número de bastidor VF622GVA000130475, de 40 toneladas y con una
cilindrada de 11.116 centímetros cúbicos.
El vehículo, para más señas, pertenece a la empresa Hermanos Estudillo
Corona SL, que está domiciliada en la calle Primero de Mayo 40
en el pueblo de Pedrera, en Sevilla. Fue matriculado en Sevilla
el 23 de septiembre de 2003. Por cierto, siete días antes de que
Naima vendiera la motocicleta a Dairán Mailoud.
¿Acaso al juez no le parecen interesantes éstos y otros detalles
sobre los vehículos utilizados?
Un poco de historia
Pero volvamos a la pista de ETA que, según hemos comprobado, produce
a muchos ilustres diputados verdadera hilaridad. Tal vez el repaso
de las relaciones de ETA con el mundo radical islámico demuestre
que éstas han sido mucho más estrechas de lo que la gente piensa.
El idilio comenzó en los primeros años 70 con el Frente Popular
para la Liberación de Palestina (FPLP) del sanguinario doctor
George Habache. Los servicios secretos israelíes siguieron minuciosamente
la estancia de grupos de etarras que se entrenaron a lo largo
de toda la década en el valle libanés de la Bekáa.Llegaron a reunirse
en los campamentos terroristas hasta 23 etarras de una sola vez.
Allí recibían instrucción sobre la fabricación de bombas y el
manejo de todo tipo de armas.
El embajador español en El Líbano, Pedro de Arístegui, siguió
de cerca esas tramas durante su estancia en aquel país desde el
año 1984. Había descubierto que existía en la propia embajada
un mercado negro de visados del que se beneficiaban ciudadanos
que no cumplían ninguno de los requisitos exigidos en aquel momento
para poder viajar a España. La mayor parte de los beneficiarios
procedía del valle de la Bekáa, donde se entrenaban los etarras.
Existen grabaciones que prueban que recibió amenazas de muerte
a raíz de sus investigaciones y que quiso salir al paso de ese
tráfico ilegal. La versión oficial, la que figura en los archivos
del antiguo Cesid, asegura que su muerte se produjo por disparos
de mortero contra la sede de la embajada efectuados por una de
las facciones antichiíes de la capital libanesa.
La realidad es que murió por encargo de ETA a manos de milicianos
del Frente Popular de Liberación de Palestina, de Habache. Desmontaron
un cañón de 135 milímetros y lo introdujeron, pieza a pieza, en
una vivienda. Desde allí dispararon con él contra la embajada
como si se tratara de un poderosísimo fusil de francotirador.
El embajador había salido milagrosamente ileso unos años antes
de un intento de asesinato en el barrio donostiarra de Amara cuando
era delegado del Gobierno en Guipuzcoa. Años después, el 16 de
abril de 1989, consiguieron acabar con él a través del FPLP. Nunca
se supo cuál fue el precio que pagó ETA a los radicales islámicos
por la muerte de Arístegui.
Las relaciones de ETA con el líder libio Muamar Gadafi duraron,
según fuentes del servicio secreto británico, hasta 1986. Ya el
año anterior una delegación de ETA visitó Teherán. Desde entonces
acudió allí puntualmente del 1 al 11 de febrero a la conferencia
anual antiimperialista. Francia detuvo en 1986 al diplomático
iraní Vahid Gorji, acusado de servir de enlace entre los distintos
grupos terroristas europeos, incluida ETA.
En 1993, militantes de ETA se reúnen con otros grupos terroristas
en la capital de Sudán, Jartum. Es allí donde se elige un comité
de nueve miembros que llevará sus peticiones hasta la organización
de Osama bin Laden. En 1998 la policía española detiene en nuestro
país a un diplomático iraní, Rahman Dezfouli, que mantiene contactos
regulares con ETA. Es expulsado del territorio español por sus
actividades.
Los últimos encuentros entre etarras y agentes de Al Qaeda tienen
lugar en la zona norte de Italia. Toda la información que el servicio
secreto italiano recoge dará lugar a que precisamente sea el primer
ministro italiano, Silvio Berlusconi, quien de una forma más decidida
y prolongada en el tiempo defienda qué miembros de ETA están involucrados
de alguna forma en las matanzas del 11-M. Una opinión similar
a la que sostuvo el servicio secreto británico durante varios
días después de los atentados.
Investigaciones en las cárceles
El CNI debiera sacar a la luz los esfuerzos que hicieron en sus
bases de datos, después del 11-M, para comprobar meticulosamente
las estancias de presos etarras en las cárceles españolas en relación
con la estancia en las mismas de miembros de organizaciones islámicas
radicales. Y todo eso cuando, según altos cargos de la policía
que han declarado en la Comisión, ya se había descartado totalmente
la pista de ETA.
Curiosamente, en la Comisión se ha puesto un interés enorme en
los que manejaron la tarjeta que se encontró en la mochila aparecida
en la comisaría de Vallecas. Se detuvo a los hindúes que vendieron
las tarjetas a los locutorios y a los marroquíes que las vendieron
al público. No se ha detenido, sin embargo a los que intervinieron
en un paso intermedio: los que liberaron las tarjetas en un establecimiento
propiedad de un policía nacional que casualmente ha estado más
de 10 años en la Brigada de Información y cuya mujer fue traductora
de las Fuerzas de Seguridad.
¿Por qué no se le interroga sobre su pasado? ¿Es cierto que ha
visitado Chechenia «de vacaciones»? ¿Tiene origen musulmán como
afirma alguno de sus ex compañeros? Teóricamente, si las tarjetas
no se hubieran liberado jamás se hubieran podido cometer los atentados.
Existe en estos momentos en la cúpula del Partido Popular una
especie de gran desconcierto. Es evidente que se nos han ocultado
datos esenciales de la investigación. Pero también resulta cada
vez más claro que cualquier tipo de trama que posibilitara el
11-M no pasa por un solo partido político. De hecho, los inspectores
involucrados en los acontecimientos de la comisaría de Avilés
no se distinguen precisamente por sus tendencias izquierdistas.
Documentos que desaparecen
Algunas personalidades del PP se preguntan en privado por qué
ex altos cargos de las Fuerzas de Seguridad tienen tanta prevención
a que se pueda descubrir lo que realmente sucedió. Uno de ellos
pronunció hace poco esta frase en el tanatorio en el que se velaban
los restos de un joven senador del PP que se acababa de matar
en un accidente de tráfico: «No te puedes imaginar el favor que
nos ha hecho Del Olmo con lo que ha publicado del auto».
Cada vez son más los datos que alejan la posibilidad de que Al
Qaeda como tal estuviera detrás de los atentados del 11-M. Así
le consta al actual Gobierno por un informe facilitado por la
antena del CNI desde Amán. El servicio secreto jordano, uno de
los mejores del mundo en esta materia, aprovechó el viaje de una
delegacion española a las celebraciones por la boda del heredero
jordano para facilitar a un destacado miembro del PP información
que conducía en la dirección de que Al Qaeda, como tal, no había
participado en la masacre.
La reunión -entre el 29 de mayo y el 2 de junio- en la que se
explicaron estos datos tuvo lugar en la propia sede de los servicios
de inteligencia jordanos que facilitaron incluso el cuaderno,
con el anagrama de la agencia en su portada, para que el invitado
español pudiera tomar notas.
Llenó más de 30 páginas de datos e informó de lo que había escuchado
al embajador español en el país y al jefe de la antena del CNI
en la zona. Por esta doble vía el Gobierno español tuvo que estar
puntualmente informado de aquella reunión.
Se da la circunstancia de que la personalidad española se percató
con gran sorpresa, una vez que estuvo en Madrid, de que ese cuaderno
había desaparecido de la bolsa del ordenador portátil donde lo
guardaba, en su despacho del Congreso de los Diputados, un edificio
en cuyo interior se concentran decenas de policías, escoltas de
las distintas personalidades. Días más tarde, el cuaderno volvió
con el mismo sigilo que había salido a la bolsa del ordenador.
Escepticismo norteamericano
Un portavoz de la embajada americana en Madrid confesó en privado
a este periódico que Estados Unidos no tenía ni idea de la trama
que podía haber detrás de los atentados del 11-M. «Tenemos alrededor
de 120 individuos con capacidad investigadora en España. Por lo
menos la mitad ni siquiera habla español. Así que bebemos siempre
de las mismas fuentes, normalmente de las personas que hablan
inglés. No sabemos qué pasó el 11-M y tampoco detecto, por nuestra
parte, mucho interés por averiguarlo. En Washington son muy pragmáticos
y realmente sólo están interesados en lo que está directamente
relacionado con Al Qaeda».
Las dudas se multiplican. Los detalles sobre los participantes
en la trama abren incógnitas desasosegantes. ¿Llegaremos a saber
la verdad de lo que sucedió? Parece cada vez más obvio que nada
es tan sencillo como nos han contado. Las mentiras juegan ya en
ambos campos.
www.elmundo.es
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Travesía de las Vidrieras, en Avilés.
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Escepticismo
en la embajada americana
"No sabemos qué pasó el 11-M y tampoco detecto, por nuestra
parte, mucho interés por averiguarlo. En Washington son muy
pragmáticos y realmente sólo están interesados en lo que está
directamente relacionado con Al Qaeda"
VER |
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